La Seo es uno de los principales monumentos de Zaragoza y destaca por su fusión de estilos artísticos y la calidad de sus elementos arquitectónicos y decorativos. Un templo hecho de ladrillo y piedra, con una planta de salón de cinco naves y cabecera precedida por crucero y rematada por un ábside semicircular.
Pero, ¿cuál es el motivo que nos lleva a hablar de este lugar en este blog? Es fácil. Ahí se colocó el primer reloj público de la ciudad en 1440 y fue sustituido en 1827. Antes, en 1787 es cuando el reloj fue colocado en su frente y dos años más tarde se terminó de incorporar alrededor del mismo las cuatro figuras alegóricas que tiene hoy en día y que vamos a explicar a continuación. El encargado fue el escultor Joaquín Arali Solanas.
Poca gente conoce el significado de estas cuatro figuras que rodean este reloj tan especial. La más llamativa quizá sea el anciano que se encuentra entre las VI y las IX. Representa al tiempo y lleva en la mano una guadaña. Es un aviso de que cada segundo cuenta y hay que aprovecharlo.
Un poco más arriba vemos un niño entre las X y las XI que ejemplifica el día. Este recién nacido porta en la mano una antorcha, símbolo de luz. El nacimiento de cada día siempre comienza con el amanecer y la salida del sol que ilumina todo. Justo en lo alto del reloj, a las XII, encontramos un gallo, el símbolo de la puntualidad. El animal perfecto para estar aquí. Su canto representa el comienzo de la mañana con las primeras luces.
Por último, a la derecha del reloj, entre la I y las IV, observamos la figura de una mujer adulta. Hace el papel de la noche y lleva en su mano un candil para poder alumbrar cuando todo está apagado. Ilumina en la oscuridad. Por tanto, tenemos representados el comienzo y el final del día, el canto de la mañana y el mensaje de que el tiempo se agota para todos, vivamos el momento y hagamos cosas que nos hagan crecer como personas.