Morocho sigue demostrando por qué es uno de los mejores talleres de relojes a todos los niveles. En su objetivo por crecer y mejorar cada día, apuestan por las innovaciones y han traído a Zaragoza una máquina de última generación. Unos pioneros en la capital aragonesa, que han logrado que muchos relojeros nacionales y de distintas partes de Europa se fijen en su trabajo.
La máquina en cuestión reconstruye, gracias a su láser, las cajas de metal de los relojes dañados, con un resultado final espectacular. Un paso más en la reparación y que da valor a todo el trabajo realizado en este taller tan especial: “Más que reparar un reloj, lo que hace la máquina es reconstruir una caja de metal. No es lo mismo que un médico te cure una herida a que te haga una cirugía con un injerto. Estéticamente queda igual, queda como nueva”, cuenta Marco Morocho.
El dueño del taller explica más detalles de esta novedosa tecnología: “Por ejemplo, alguien sufre un accidente de moto y al caerse roza el reloj con el suelo y al rasparse pierde material. Antes se pulía y se quitaba material para igualarlo con otro. Ahora con el láser se recupera lo que ha perdido. Se rellena. En vez de quitar material a la caja, se añade con el láser. Y el resultado es una caja como de fábrica. Con esta máquina se busca un servicio nuevo que ofrecer a los clientes. A medida que tenemos herramientas nuevas, nos vamos formando cada vez más. Aquí en Zaragoza no la tiene nadie y, en Barcelona, tres. Somos pioneros en Aragón”.
¿Y cómo surge la idea de apostar por esta máquina? “Nace del curso que se hizo en Suiza. Tomamos más interés en esta máquina. Lo hablamos entre nosotros los profesionales”. Por eso, se fueron a Barcelona para hacer otro curso centrado exclusivamente en su manejo porque requiere un buen aprendizaje, ya que no es sencilla: “Tiene su técnica y su enfoque. Trabaja con argón para que salga brillante el material, con una presión exacta de 1.5. Tiene un punto de soldadura que es el más pequeño que puede haber, de 0.1. Es bastante complicada, aunque tiene cosas que ayudan al manejo, pero debemos acoplarnos. Tomamos las precauciones adecuadas pero conociendo la máquina podemos sacar su máximo potencial. Permite realizar trabajos mínimos. Si se te rompe un pelo, y es de acero, se puede soldar. El agujero de una aguja es inmenso para lo que nosotros podemos hacer con la máquina”, apuntan Marco y su mujer Sonia.
Precisamente, el citado 0.1 de soldadura no está incluido en la máquina, pero ellos han sido capaces de introducirlo: “Es una mejora que le hemos colocado”. Y es que, este taller no solo apuesta por las nuevas tecnologías sino que también incrementa sus prestaciones con el objetivo de satisfacer siempre al cliente y poder darle un mejor servicio. Morocho, un pionero en Zaragoza.